jueves, 1 de diciembre de 2016

53. 17 de marzo de 2013


La mirada de mi ventana perdida en el horizonte. Cual atardecer, Benedicto XVI se despidió de nosotros, escondiéndose en las entrañas de la “belleza de la Creación”.  La Iglesia ora.

Con su pastor, quien presidió el día 28 en la Catedral la misa en acción de gracias por el pontificado de Benedicto XVI; la oración con los jóvenes, preparada por el Arciprestazgo “Mare de Deu de Campanar” en la Basílica el 1 y en la Parroquia S. Miguel Arcángel el 8; el 24 la eucaristía en la P. S. Jorge de Paiporta; y el 1 en la Parroquia Purísima Concepción de Alacuas el encuentro con los sacerdotes del Arciprestazgo “Cristo Redentor”.

Con los adultos y los niños, en el rosario rezado por el Papa rezado el día 27 por los niños del Colegio Diocesano S. Roque de Benicalap, retransmitido por Radio María; toque de campanas en su honor a cargo de los campaneros en el Miguelete y en Moixent; oración ante la Eucaristía, presidida por el Obispo de Ibiza D. Vicente Juan el día 23,  con motivo del “Misterio de los Corporales” de Llutxent;  miembros de la Adoración Nocturna, quienes además celebraron los días 2 y 3 en la Casa de Ejercicios de las Obreras de la Cruz de Moncada la Asamblea Diocesana Anual, en la cual el sacerdote D. Miguel Ángel Bondía impartió dos charlas sobre la fe y la caridad.

Mientras camina hacia el horizonte, con los D. Carlos Osoro y los jóvenes, desde la ermita de S. Luis Bertrán de Buñol hasta la Iglesia de S. Juan Bautista de Siete Aguas; con los cofrades en las procesiones de Semana Santa, algunas de sus imágenes mostradas en la XXXII Exposición Diocesana de Semana Santa celebrada en la Parroquia S. Antonio Abad de Alginet y  bendecida por el Obispo D. Enrique Benavent, quien, además, la pasada semana predicó la Misión “Porta Fidei” en Jalance y presidió el 23 en su localidad natal la fiesta del Cristo de la Fe;

Mi ventana se cierra, en algunas parroquias los párrocos, rodeados por la nieve, oran, abren las puertas de sus iglesias, ofrecen la comunión a los enfermos, como el anciano Joseph Ratzinger aman a Cristo y la Iglesia.

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