Las puertas de nuestra ventana son: abiertas hacia
lo alto y el horizonte, acogiendo a todos y conduciéndolos hasta la cumbre de
la montaña, pero a ella se sube, se baja y se sube, siempre con la mirada y el
corazón fijos en lo alto, donde el sol alumbra. Porque sus hojas tienen la
forma de la V, la C, la O, la A, N y la i. Letras de la palabra que sintetiza
la vida de quienes contemplamos desde ella: VOCACiÓN.
Protagonista en la Iglesia de este domingo,
precedido hace siete días por el XXXIII Festival Vocacional celebrado en el
Seminario de Moncada, en el que han participado cientos de jóvenes. Y ella ha guiado los 85 años de vida del Santo
Padre Benedicto XVI, cumplidos recientemente y los tres de D. Carlos Osoro,
como Arzobispo de Valencia. También ha guiado la vida de D. Rafael Vila,
sacerdote residente en Canals, fallecido el día 15; y la del equipo arciprestal “Mare de Deu del
Popul” reunido el viernes 21 con el Sr. Arzobispo.
Mirar a nuestra patrona la Virgen de los Desamparados
es reavivar la vocación, sentirse auxiliado por la Madre y llamado a acoger y
mostrar a Cristo. Así lo vivieron los vecinos de las localidades alicantinas de
Pedreguer y Llosa del Camacho, quienes acogieron a la imagen peregrina. La
“Mare dels bons valencians”, vivamente presente en el corazón de quienes recibieron el día 17
de manos del Príncipe de Asturias el galardón otorgado por el Hospital General,
entre otros la orden de los Mercedarios, la congregación de las Hijas de la
Caridad y la Archicofradía de la Virgen de los Desamparados.
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