jueves, 1 de diciembre de 2016

10. 29 de abril de 2012


Las puertas de nuestra ventana son: abiertas hacia lo alto y el horizonte, acogiendo a todos y conduciéndolos hasta la cumbre de la montaña, pero a ella se sube, se baja y se sube, siempre con la mirada y el corazón fijos en lo alto, donde el sol alumbra. Porque sus hojas tienen la forma de la V, la C, la O, la A, N y la i. Letras de la palabra que sintetiza la vida de quienes contemplamos desde ella: VOCACiÓN.

Protagonista en la Iglesia de este domingo, precedido hace siete días por el XXXIII Festival Vocacional celebrado en el Seminario de Moncada, en el que han participado cientos de jóvenes.  Y ella ha guiado los 85 años de vida del Santo Padre Benedicto XVI, cumplidos recientemente y los tres de D. Carlos Osoro, como Arzobispo de Valencia. También ha guiado la vida de D. Rafael Vila, sacerdote residente en Canals, fallecido el día 15;  y la del equipo arciprestal “Mare de Deu del Popul” reunido el viernes 21 con el Sr. Arzobispo.

Mirar a nuestra patrona la Virgen de los Desamparados es reavivar la vocación, sentirse auxiliado por la Madre y llamado a acoger y mostrar a Cristo. Así lo vivieron los vecinos de las localidades alicantinas de Pedreguer y Llosa del Camacho, quienes acogieron a la imagen peregrina. La “Mare dels bons valencians”, vivamente presente  en el corazón de quienes recibieron el día 17 de manos del Príncipe de Asturias el galardón otorgado por el Hospital General, entre otros la orden de los Mercedarios, la congregación de las Hijas de la Caridad y la Archicofradía de la Virgen de los Desamparados.

La ventana cierra sus puertas, el aire de tramontana trae entre sus silbidos las notas de los sueños de los seminaristas después de cuantiosas horas de dedicación y esfuerzo al festival más tradicional de nuestra Iglesia en Valencia, mientras en la noche la vocación germina.

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